Ramiro Sagasti LA NACION MARTES 01 DE JULIO DE 2008
LA PLATA.- Murió Alejandro Puccio, uno de los delincuentes más famosos de la historia criminal argentina. Su nombre estaba en la lista de integrantes del clan Puccio, una organización liderada por su padre, Arquímedes, que entre 1982 y 1985 se dedicó a secuestrar y asesinar empresarios y que tenía su base en San Isidro.
Esta banda familiar tuvo cuatro víctimas: Ricardo Manoukian -que era amigo de Alejandro-, Eduardo Aulet, Emilio Naum y Nélida Bollini de Prado. Sólo sobrevivió la mujer, porque fue rescatada por la policía. Los otros tres fueron asesinados después de que sus familiares pagaron los rescates.
El 14 de octubre pasado, Puccio había cumplido 49 años. Doce días después salió de la Unidad Penitenciaria N° 11 de Baradero: había sido beneficiado con la libertad asistida. A los seis meses, le otorgaron la libertad condicional. Murió el viernes pasado, según informó su abogado, Miguel Buigo.
El 26 de diciembre de 1985, Puccio fue condenado a reclusión perpetua más la accesoria por tiempo indeterminado. Sin embargo, el 7 de abril de 1997 salió de la cárcel, favorecido por la llamada ley del 2x1, luego de cubrir una fianza de 500.000 pesos. El 28 de septiembre de 1999, fue detenido, luego de que la titular del Juzgado de Transición N° 4 de San Isidro, Andrea Pagliani, ordenara su captura, una semana antes. La Justicia entendió entonces que su liberación había sido incorrecta.
Puccio fue encerrado en el pabellón de trabajadores de la Unidad N° 23 de Florencio Varela. Allí era ayudante de cocina en el comedor cuando fue entrevistado por LA NACION, en septiembre de 2000, antes de que le concedieran las salidas transitorias.
Desde que fue detenido hasta que murió, Puccio nunca se reconoció culpable. Sólo dijo, después de tres horas de entrevista: "Si fuera culpable, ya pagué mi condena. Así que lo único que quiero es que me acepten y que me dejen de molestar".
La primera víctima del clan Puccio había sido Manoukian, secuestrado el 22 de octubre de 1982 y ejecutado de tres tiros en la nuca nueve días después, en un despoblado de Escobar. Al secuestro y asesinato de Manoukian le siguieron los de Aulet, el 5 de mayo de 1983, y Naum, el 22 de junio de 1984. Al año siguiente, el clan raptó a la empresaria Nélida Bollini de Prado. Fue la única sobreviviente.
Alejandro era el mayor de los cinco hijos -cuatro varones y una mujer- del matrimonio entre Arquímedes y Epifanía Angeles Calvo. También era un sujeto conocido, exitoso con las mujeres, si bien algo introvertido.
Jugaba al rugby, y en ciertos círculos eso les proporciona a los muchachos una alta dosis de popularidad. Alejandro no sólo practicaba el deporte; era una de las figuras en el Club Atlético San Isidro (CASI) y había jugado en los Pumas.
Tenía un juego veloz, apoyado en la línea de tres cuartos. Alejandro era liviano y rápido y encajó perfectamente en esa propuesta, que por entonces llevó al CASI a obtener tres títulos.
Cuando egresó del colegio San Isidro Labrador, se inscribió en la UADE para estudiar administración de empresas. Cursó tres meses: no le gustaban los libros, aunque sí administrar empresas. En efecto, tiempo después montó un negocio. Se llamaba Hobby Wind y vendía artículos para deportes náuticos. Practicaba windsurf.
El padre de Alejandro, Arquímedes, había sido acusado de secuestrar a un empresario de Bonafide en 1973, pero fue sobreseído por falta de pruebas. Y entre 1982 y 1985 nadie sospechaba que este hombre, un contador público que llegó a ser vicecónsul, era el que comandaba la banda que había secuestrado y ejecutado a los empresarios Ricardo Manoukian, Eduardo Aulet y Emilio Naum.
Hasta la noche del 23 de agosto de 1985, todo estaba en orden para Alejandro y su familia. Sólo que hacía 32 días que una mujer, Nélida Bollini de Prado, estaba atada al piso del sótano de la vivienda de los Puccio. Ese día llegó a su casa a las 21.30 con su novia, Mónica Sorwick. Habían comido hamburguesas en un carrito de la Costanera y habían alquilado dos videos. En esa ocasión oyeron golpes en la puerta. Alguien gritó: "¡Abran! ¡Policía Federal!".
Su padre y el resto de los miembros del clan ya habían sido detenidos cuando intentaban cobrar los 500.000 dólares que habían pedido para devolver con vida a la mujer, que fue la única sobreviviente de la organización.
Una semana después, el CASI salió campeón. Alejandro había sido elegido el mejor jugador de la cancha en el penúltimo partido del torneo. El último que jugó. Meses más tarde, el 8 de noviembre de 1985, el ya ex rugbier debía declarar en el Palacio de Justicia. No llegó a la sala. Se lanzó desde el quinto piso del edificio y cayó sobre un puesto de la DGI, en el vestíbulo central. Estuvo un tiempo en coma y se salvó. Su abogado dice que aquella caída le dejó secuelas, cuyas derivaciones ahora lo habrían llevado a la muerte.
Las víctimas
Ricardo Manoukian. Amigo de Alejandro, tenía 24 años cuando lo secuestraron en San Isidro, el 22 de julio de 1982. Su familia pagó por él US$ 500.000. Lo mataron.
Eduardo Aulet : ingeniero, de 25 años, fue secuestrado en Barrio Norte, el 5 de mayo de 1983. Se pagaron US$ 100.000 de rescate. Su cadáver fue hallado en General Rodríguez.
Emilio Naum: tenía 38 años cuando, el 22 de junio de 1984, se resistió al secuestro. Guillermo Fernández Laborda, del clan Puccio, confesó haberle pegado un tiro en el pecho.
Nélida Bollini de Prado: tenía 58 años cuando la secuestraron, en 1985. Permaneció 32 días encerrada en la casa de los Puccio. Fue liberada el 23 de agosto.
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