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lunes, 3 de agosto de 2015

Phonbie, ¿que es?

¿Sabe lo que es un «Phonbie»?

Este es un nuevo término que se está extendiendo entre los adolescentes.

Se trata de un zombie tecnológico, un ser humano que ha perdido su condición de persona tras ser infectado por un virus que toma el control de sus actos a través de los dispositivos móviles.

De esta forma, la asociación Protégeles y la Fundación SmileStone (con la financiación de la Comunidad de Madrid) intentan, desde hace unos años, concienciar a los adolescentes de hacer un uso seguro y responsable de las tablets y los móviles.


El nuevo término da nombre a una campaña («The Phonbies») que comienza y acaba con el curso.

Miles de alumnos/as de numerosos colegios e institutos ya participan en esta acción preventiva a lo largo del año, asistiendo a talleres sobre la prevención del ciberbullying, el grooming o el sexting.

También se han tratado otras cuestiones importantes sobre las aplicaciones que habitualmente se descargan en internet. Y aspectos como las autorizaciones que se conceden en las descargas de dichas aplicaciones, cuestiones importantes sobre el manejo de sistemas de mensajería instantánea como WhatsApp o SnapChat, redes sociales como Instagram o juegos multijugador como el Clash of Clans.

En los talleres se advierte además de las consecuencias de un mal uso de estos dispositivos. Además se forman grupos de alumnos que, con el apoyo del centro escolar, realizan cortometrajes sobre el uso del móvil y la temática que propone la campaña, con el fin de participar en un concuros. Los cortos se pueden visionar en su web (http://www.thephonbies.com/).

La campaña ya ha concluido, como está a punto de hacerlo el curso escolar, pero en vacaciones los peligros que entreñan un mal uso de las tablets y los móviles siguen existiendo. Puedes conocer tu nivel de adición a las redes con un test que te propone la página web de «The Phonbies» y reconociendo alguno de los síntomas que te explicamos a continuación:

1. Alteración de la realidad: El sujeto pierde la noción del tiempo y no es consciente de las horas que pasa expuesto ante su terminal.

2. Dependencia: La infección provoca que use el dispositivo a costa de pasar más tiempo con sus amigos.

3. Síndrome de abstinencia: Sufre visibles ataques de ansiedad y comportamiento paranoide ante la falta de conexión.

4. Interferencia cognitiva: El dispositivo afecta de forma negativa a su vida diaria, descuidando actividades tan cotidianas como comer, aprender, relacionarse o dormir…

5. Alteraciones del carácter: Cualquier intento de alejarle del dispositivo móvil es interpretado como una agresión, desencadenando conductas agresivas o violentas.

6. Aislamiento: Su atención se focaliza exclusivamente en su terminal, hasta el punto de no responder a los estímulos de su grupo de amigos.

7. Tics nerviosos: Las consultas online son compulsivas, hasta convertirse casi en un movimiento espasmódico. Involuntario, repetitivo y automático.

Tu hijo no duerme, hace 'vamping' y es un 'phonbie'

Muchos jóvenes y adolescentes prefieren menos horas de sueño a cambio de más horas de conexión a Internet y a sus familias les cuesta abordar el problema sin conflicto.

No hay que ser un lince para darse cuenta de que la nueva brecha generacional entre tú y tus hijos será tecnológica. Son necesarias dosis de velocidad expresadas en bytes para descifrar los vocablos que describen comportamientos que los padres contemporáneos quieren evitar.

En Estados Unidos, según explica The New York Times, la práctica de trasnochar para seguir conectado se conoce como vamping desde que los propios adolescentes usan en sus comunicaciones nocturnas este hashtag que alude a sus películas de referencia –las sagas de vampiros–, al hecho de no poder dormir de noche y al envío de mensajes de textos a través de los chats en línea desde sus portátiles, tablets o dispositivos móviles.

En España, apelando a la ironía de los propios chavales y a la habilidad y empatía precisadas por los padres para atajar el asunto, se empieza a llamar phonbies a los adolescentes que no dejan sus pantallas ni a la hora de irse a dormir, y varias entidades, lideradas por Protégeles y la Comunidad de Madrid, han lanzado una campaña, titulada The Phonbies y dirigida por las productoras The Go Betweeners y Peek a Boom, dirigida al público juvenil que ridiculiza los efectos de vivir dominado por el móvil incluso durante las horas de sueño.

Aunque la caricatura que propone The Phonbies refleja un extremo disparatado con aires víricos y apocalípticos, las consecuencias de darle a Internet lo que le corresponde a Morfeo se asemejan a los de cualquier adicción: nerviosismo, ansiedad, irritabilidad, aislamiento social offline y el llamado 'efecto tolerancia' que, Ana Oliaga, psicóloga y directora de proyectos de Protégeles, describe como “la necesidad, cada vez mayor, de invertir más y más tiempo para sentirse bien tras la conexión dado que, cuanto más conectados están, más conectados quieren estar”.

Y tras estos síntomas, llega el deterioro de varias dimensiones de su vida diaria. Las cifras no hablan de un virus como en el caso de la campaña, pero sí de un alarmante crecimiento de jóvenes que llevan a cabo conductas muy excesivas respecto a Internet: el 20% de los menores usan las redes con pautas que pueden desembocar en una adicción a internet y el 1,5% ya están enganchados según los datos para España del estudio EU NET ADB para conocer los riesgos de la conducta adictiva a Internet entre los adolescentes en Europa.
La noche fascina y expone

Como en los cuentos infantiles, la noche es la hora de los monstruos y, además de robarles horas de descanso, es una franja en la que se amplifica la exposición de los menores a los aspectos más perturbadores de la red: grooming (adultos que pretenden su amistad con fines sexuales), sexting (intercambio de fotos de contenido erótico), o ciberbulling (acoso a través del ordenador) son las prácticas que más preocupan a los padres y las que, aunque pueden darse a cualquier hora del día, son habituales en las conexiones nocturnas donde los tonos de las conversaciones cambian.

La batalla entre padres e hijos se presenta complicada cada vez que hay que irse a dormir. La noche no parece el momento más adecuado para permitir que mantengan sus conexiones y, sin embargo, es el momento más tentador. Danah Bouyd, autora del libro No es tan fácil: la vida social de los adolescentes en red (Yale University Press) apunta dos posibles causas del vamping al subrayar que la noche no solo es el tiempo en el que pueden comunicarse sin vigilancia y con más intimidad y privacidad sino que, cuando se apaga la luz, se apagan también las obligaciones y las tareas escolares y se enfocan los intereses personales. Y ese tiempo es percibido por los menores como el rato de rebeldía ante la sobrecarga de actividades dictada por los padres. Así que Internet deja de ser un medio para convierte en un lugar en el que relajarse y disfrutar de cierta intimidad y tiempo personal, quizá una de las conquistas más perseguidas por quienes avanzan hacia la vida adulta.

Prevención y recursos


Las recomendaciones sobre el tiempo máximo que un menor debe pasar activo en Internet no son claras. Oliaga precisa que “no es lo mismo estar conectado dos horas para hacer un trabajo, escuchar música mientras recoges tu cuarto, actualizar tus redes sociales, chatear o jugar a un videojuego”. Como tampoco es lo mismo la exposición a la tecnología que debe tener un menor de 5 años que otro de 17, ni la madurez del menor sea cual sea su edad. También hay diferencias generales entre chicos y chicas, ellos suelen tender a engancharse a los juegos en red y a ellas, más sociables, les cuesta cortar sus chats personales. En cualquier caso la experta es clara “estar dos horas o más jugando a un videojuego o participando en las redes sociales correlaciona positivamente con desarrollar conductas adictivas a Internet, así que podríamos decir que no más de media hora al día para los niños más pequeños y un máximo de una o una y media para adolescentes serían parámetros adecuados”.

Los expertos reconocen que, a veces, los padres se alarman y no distinguen entre un uso excesivo y la adicción. En la actualidad, hay recursos como el que ofrece la Fundación Maphre a través de su programa Controlatic para evaluar con test online las conductas sospechosas de los menores y ponerles remedio a través de profesionales especializados. Instalar controles parentales en el ordenador (como Escudo Web, Parental Control Bar o K9 Web Protection) puede limitar la conexión a una determinada hora del día, suspenderla y también filtrar a qué contenidos no pueden acceder.

Poner límites, animar a los menores a que socialicen y tener reglas para toda la familia sobre la hora en la que los dispositivos han de estar fuera de la habitación son algunos remedios para que aquellos adolescentes que hicieron la EGB y ahora son padres consigan apagar la luz de los dormitorios de sus hijos sin que las pantallas vuelvan a iluminarlos.


Vamping

VAMPING: ¿nueva moda de la trasnochada adolescente?

Pasada la medianoche, los padres duermen tranquilos, sus hijos están seguros en casa y cada uno en su habitación, en su cama, teniendo un sueño reparador que los hará levantarse en la mañana con mucha energía. Es lo que piensan los padres, sin embargo, la realidad puede ser otra. Bajo las mantas se puede notar una luminosidad particular, es el menor conectado a su Smartphone, Tablet o notebook, en su afán de no perderse ninguna charla en línea y compartir con sus amigos, presumiendo de quién puede aguantar más.

La trasnochada trae como consecuencias a los adolescentes se levantan por las mañanas cansados, irritables y hasta pueden sufrir problemas de atención y bajo rendimiento en la escuela. Vamping, un término nuevo para nuestro vocabulario, se trata de la tendencia relacionada a las palabras en inglés vampire (vampiro) y texting (enviar mensajes de texto). Esta “moda” preocupa a padres y docentes ya que va directamente en contra del descanso de los adolescentes, sacrifican muchas horas de sueño para extender sus vínculos virtuales. Incluso presumen en las redes sociales etiquetando fotos con el hash #vamping.

¿Por qué los chicos esperan a la noche para conectarse con sus amigos? ¿Por qué prefieren mantenerse desvelados antes de dormir las 9 horas requeridas para los menores? En el libro “Es complicado: vidas sociales de adolescentes en red”, la investigadora estadounidense, Danah Boyd, enfatiza que se produce por dos causas, debido a que los chicos buscan la noche porque genera mayor intimidad para las conversaciones y, también, como reacción rebelde al día sobrecargado de actividades que muchos de ellos tienen.

El médico e investigador de la Universidad de Buenos Aires y el Conicet, Daniel Vigo, asegura que la intensidad y el tipo de luz hacen que las señales que el cuerpo necesita para dormir aparezcan más tarde. También juega la euforia que muchos jóvenes experimentan por el encuentro digital con amigos y el hecho de que los adolescentes biológicamente tienden a irse a dormir tarde. Si le sumamos el horario de entrada a la escuela, es un cóctel muy poco saludable.

Para demostrar ser parte de esta tendencia, los jóvenes se sacan selfies, arman listas de reproducción en servicios musicales, comparten en Facebook o Twitter, utilizan el instagram, todo bajo la premisa de “yo también soy un vampiro conectado”.

Recomendaciones para evitar el Vamping:
Así como frecuentemente comentamos en Protección Online que lo importante no es prohibir, sino educar y crear reglas de uso, insistimos en que no podemos despegar a los adolescentes de sus dispositivos móviles.
Ellos se pueden excusar a que lo utilizan como despertador, porque les gusta dormir escuchando música, o incluso para usar como linterna para cuando van al baño, lo importante es conversar con ellos y negociar el uso.