martes, 1 de septiembre de 2015

"El club lo quiso manejar puertas adentro"

Sin tapujos ni prejuicios, Juan García Maglione, exjugador del CASI, repasó junto a El Equipo el día a día de cómo se vivió dentro del club la detención del Clan Puccio, uno de los policiales que sacudió a los argentinos a principios de la década del '80.

Alex Puccio era el wing del CASI campeón y de Los Pumas. Aquí, en 1982 con la camiseta argentina.

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Alejandra Martínez

Juan García Maglione, exjugador del CASI, nació y se crió a 20 cuadras del club, empezó a jugar al rugby a los cuatro años y debutó en Primera en 1989. Admiraba, como casi todos en el club, las destrezas de Alejandro Puccio dentro de la cancha: "Era el lindo del equipo, el wing, el que hacía try, como si te dijese el Felipe Contepomi de hoy solo que debido a la época, no tan masivo". Maglione tenía 15 años y aún jugaba en las divisiones menores cuando en 1985 se descubrió la existencia de aquella macabra organización encabezada por Arquímedes, papá de Alejandro Puccio, quien se encargaba de secuestrar extorsivamente y luego matar a sus víctimas, dentro de la cual también operaron Daniel (hijo mayor de Arquímedes), y el mismo Alejandro, entre otros.

Aún recuerda la conmoción de todos al momento de salir el caso Puccio a la luz, el paso a paso de cómo se vivió en la intimidad del CASI, del barrio y de sus compañeros.

"Era muy loco pensar que alguien que rendía tan bien dentro de la cancha, que fuera tan bueno deportivamente, pudiera estar inmerso en una organización de ese estilo, sin que eso lo afectara en su desempeño, no sólo jugaba en el CASI sino también en Los Pumas", comenta Maglione al mismo tiempo que resalta: "Nunca nadie sospecho nada en el club, fue una verdadera sorpresa".

Ese año el CASI salió campeón. En el penúltimo partido del torneo Alejandro Puccio resultó elegido como el mejor jugador de la cancha y fue el último partido que jugó, porque a la semana siguiente al consagrarse campeones Alejandro ya había sido detenido. Naglione recuerda: "Ese año salimos campeones y el CASI no festejó como era siempre la tradición en el club". El capitán los juntó a todos y les explicó: "No vamos a festejar y vamos a esperar que Alejandro salga en libertad". Nunca sucedió.

Tal era la confianza en el wing que en un primer momento lo defendieron dos de los mejores abogados del país, ambos socios del CASI (Florencio Varela y el Rata Vergara). Alejandro les confesaba: "Yo soy inocente, mi papá está loco". Y ellos le creyeron, confiaban plenamente en él. Los amigos y compañeros del club lo apoyaban permanentemente, organizaban rondas de visita a la cárcel, todos le hacían el aguante. Sin embargo todo cambió cuando encontraron el cuerpo sin vida de Ricardo Manoukian. "Alejandro estuvo en Punta del Este con Manoukian en una fiesta en un barco donde también habían asistido jugadores de rugby de otros clubes, los compañeros del club que sabían de esa fiesta y que Alejandro conocía a Manoukian en ese momento hacen el clic, van y lo encaran en la cárcel..., se lo querían comer. Fue una gran desilusión, eran sus amigos de toda la vida. Los abogados dejaron de defenderlo", agrega Maglione.

Maglione define a los Puccio como "la típica familia modelo", Alejandro tenía un negocio de velas de surf delante de la casa familiar en la esquina de Martini Omar y 25 de Mayo, San Isidro, a dos cuadras del CASI. En el sótano de la casa era donde las víctimas estaban en cautiverio.

Con relación a la repercusión o al rebote que tuvo el caso en el club, Juan hizo alusión a que afortunadamente no existían en el momento las redes sociales como en la actualidad, sino seguramente hubiera sido un caos. Y agregó: "Como los primeros 10 meses se pensó que era inocente, el club lo quiso manejar puertas adentro, como si te dijese la ropa sucia se lava en casa. Además hacía muy poco que estábamos en democracia y en un principio se lo mezcló con los militares, no se sabía bien qué había sucedido".

Teniendo en cuenta que este año se estrena la película El Clan que relata esta historia, Maglione considera que no cree le afecte negativamente al club, porque quedó claro que no tenía ninguna vinculación al respecto. "Sí, seguramente le generará malos recuerdos y removerá algo que el club hubiera deseado jamás sucediera. Fue bravo, socialmente tremendo", reflexiona luego.

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